Siempre
me causa una “cosa extraña” cuando escucho a muchos dirigirse a
ciertos grupos, con la liviandad propia del tarado, como Flaites.
Ese flaite, ese decir que hace que la cuestión, el mensaje o como
quiera llamarse, sea una hueá inherentemente mala. No hay ni vuelta
que darle.
Lo
que quiero
presentar,
no es
una defensa
filosófica-sociológica
del grupo
en
cuestión,
sino que
proponer
ciertas
ideas que
me dan
vuelta cada
vez que
pienso en
el flaite
y su
volá.
La
música, vestimenta, vocabulario, etc del flaite no es más que una
consecuencia lógica y “natural” de la experiencia humana
cotidiana. Como seres sociales poseemos capacidades inherentes que direccionan y moldean la la estructura misma que nos determina. es decir, nosotros mismos cavamos nuestra propia tumba.
La
volá del flaite, a mi parecer, no es más que un circulo vicioso que
nadie, nadie de los que estamos acá, socializando con ellos, tiene
la más mínima intención de cambiar. Por algo bien sencillo, esa
burda superioridad moral que te “da” escuchar a los “The
Wathever” y no bacilar a “los washiturros” es una sensación
que muchos matarían por prolongar.
Tenemos
una
sociedad
clasista,
homófoba,
xenófoba,
individualista,
pero por
sobre todo,
excluyente.
Esta
capacidad
de tachar,
prejuzgar,
tildar,
etc. está
altamente
desarrollada,
principalmente
por el
motor de
un
paradigma
que
comprende
al “Éxito”,
como algo
Individual
y no
Social.
Bajo estos
parámetros,
la volá
del flaite,
como
burdamente
lo he
llamado
acá, no
es más
que una
sumatoria
de factores
que parten
por una
diferenciación
desde
la
superioridad
que entrega
una, más
supuesta
aún,
superioridad
moral.
Si
agregamos
unos gramos
de; la
capacidad
humana de
crear
significación
simbólica,
códigos,
modas, etc.
contextualmente
desarrollados
y sazonamos
con un
poquito de
resistencia
a esta
exclusión
través de
la
exacerbación,
tenemos un
plato
bastante
cocinado.
Por último,
y nada
más que
para dar
el toque,
está el
intento de
inclusión
que se
hace desde
aquellos
sectores a
través, y
esto es
lo
interesante,
de lo
que ellos
entienden
“desde su
mirada”
como lo
“aceptable”,
masivo, o
en ultima
instancia,
a lo
que se
deben
remitir
para
conseguir
una pega.
Al
no conocer lo códigos propios de este “mundo” al que intentan
ingresar, terminan siendo ridiculizados de todas formas y el circulo
vicioso se completa.
Tenemos
entonces, una sociedad excluyente sumada una superioridad moral falsa
que se transforma en un más falso poder simbólico que me sitúa,
según el , escalones más arriba de esta escalera que supuestamente
me lleva al éxito.
La volá del flaite no es más que nuestra propia miseria, miseria que no tenemos ninguna intención de cambiar, principalmente porque a muchos les encanta sentirse mejores que otros para regocijarse de agasajo. No obstante para ello, podrían oler su propia mierda y no la del resto, quizás será mas olorosa, vaya uno a saber.
La volá del flaite no es más que nuestra propia miseria, miseria que no tenemos ninguna intención de cambiar, principalmente porque a muchos les encanta sentirse mejores que otros para regocijarse de agasajo. No obstante para ello, podrían oler su propia mierda y no la del resto, quizás será mas olorosa, vaya uno a saber.