Una de las últimas polémicas, si es
que puede llamársele así ha sido la reacción de cierto sector de la dirigencia
de iglesias evangélicas en contra de la exhibición de un sketch realizado en
Morande con compañía, en donde dos actrices caracterizadas de mujeres
evangélicas simulan elementos propios de la liturgia pentecostal, para la risa
de la audiencia. Debo confesar que escribo un poco en el aire debido a que no veo,
ni me interesa ver, el canal Mega ni mucho menos Morande con Compañía. Otra
cosa que debo aclarar es que soy evangélico
El programa ese es un compilado de mal
humor y actuaciones deficientes e insultantes tendientes a tratar de hacer reír
a las personas por medio de “bromas” de marcado carácter racista, clasista,
sexista, misógino, homófobos, xenófobos, y varias cosas más que en estos
momentos se me escapan. Claramente es un programa que en otros lugares estaría
prohibido y severamente penalizado, por promover el odio y la discriminación en
contra de diversas minorías que componen la sociedad que habitamos. Demás está decir que el pelmazo que lo conduce
es un facho cavernario y que animaba los cumpleaños de Pinochet.
En general, la línea editorial de Mega
se ajusta bastante bien al sector político que representa, la derecha más
conservadora y reaccionaria de este país, que por demás está decir, es católica.
En ese sentido podemos hacer notar el rupturismo de cartón que ofrecen, en
donde cuestionan y son capaces de reírse de religiones e ideologías que no son
las suyas.
Y es que no solo se trata de que la
confesión religiosa a cuestionar, no sea la suya, sino que también es la
religión de aproximadamente el 20% de los ciudadanos de este país y si no me
equivoco, el 20% más pobre. Para nadie debería resultar un misterio el fuerte
arraigo popular que presenta la religión evangélica en los sectores más pobres
de Chile.
Claramente lo anterior no pasaría, si
la confesión religiosa cuestionada no fuera una religión marginal como lo es la
evangélica, aunque creo que si se burlaran de la iglesia católica, los curas
también harían un papelón similar. Lo mismo pasaría si se cuestionara a la
religión judía, en eso saldrían dirigentes de la comunidad judía a señalar que
todo es un complot del antisemitismo internacional y que Irán está detrás de
todo. Caso contrario sucedería si la religión a cuestionar fuera el islam.
Nadie diría nada y creo que todos harían mofa de ello sin si quiera
cuestionárselo, me ahorro los ejemplos.
En este sentido, ¿cuestionar la
religión que practicas constituye un acto de intolerancia? ¿Debemos equiparar
las creencias religiosas con otras causales de discriminación como podría ser
el género la orientación sexual o la etnia? De ninguna forma, las confesiones
religiosas son cuerpos ideológicos de creencias que tú aceptas, al menos
voluntariamente, y como conceptos ideológicos y éticos de concebir el mundo,
están, y siempre deben estar, sujetos a cuestionamientos. Cuando aceptas una
confesión religiosa debes ser responsable y saber su pasado, lo que propone y
más o menos hacia dónde va.
Por otra parte es bastante paradójico que
los pastores pidan respeto y tolerancia para con sus creencias religiosas,
teniendo en cuenta que hace unos meses se llenaran la boca con una
interpretación estrecha y descontextualizada de la Biblia, sembrando el odio y
discriminación en contra de gays y lesbianas, por medio de calumnias e insultos
de variadas formas. El que siembra, cosecha, decía mi abuela.
Para contextualizar un poco, los
insultos proferidos por los pastores en contra de personas de la diversidad
sexual, sumados a la alharaca que están haciendo por este programa, se enmarca
dentro de los proceso políticos propios de la comunidad de iglesias evangélicas,
en donde los pastores que aparecen con un mejor posicionamiento mediático, con
un mensaje más conservador y reaccionario, o más cerca de la autoridad, obtiene
mayor influencia dentro de sus asambleas de pastores
Por demás está decir la representación
que sale en M&C es bastante mala, en términos de elaboración y contenido, y
que cualquier persona con criterio medianamente maduro ni siquiera debería
sentirse ofendido por un programa que gana dinero denostando a otras minorías
sociales. Ahora si le molesta el programa, mejor cambie la tele.