por @gamasilvac para @PuraBazofia
Quisiera partir esta amenaza de
columna, hablando de un país oceánico, en el Pacifico ecuatorial. Este país se
llama Kiribati, y es básicamente un conjunto de 33 atolones, (islas coralinas)
diseminadas a los largo de la línea del Ecuador, por cuyo mar territorial pasa
la línea de cambio de fecha. La superficie marítima de este país es tan grande
como la superficie continental de EE.UU. a pesar de lo cual solo posee
aproximadamente 700 km2 de tierra firma. Su población haciende a los 140mil
habitantes.
Este país ha sido catalogado como uno
de los más pobres y aislados del mundo, su único recurso importante son las
concesiones de pesca otorgadas a países asiático y el cultivo de unos cuantos
cocos para producir copra. Gran parte de su presupuesto se compone de
asistencia para el desarrollo de parte de organismos multilaterales u otros
países donantes, Australia, Nueva Zelanda y Japón principalmente.
Ahora el motivo por el cual Kiribati
se esta haciendo conocido, quizás por ultima vez, es por el hecho de ser el
país mas afectado por el calentamiento global. A tal grado es el daño al que
esta sometido que se prevé desaparezca en unas décadas más, tal vez antes. El
agua de mar ya ha contaminado las escazas reservas de agua dulce que habían en
los atolones, los cultivos se han inundado con el agua salada. Deben importar
hasta el último bocado de comida que debe echarse a la boca.
Las autoridades del país ya están negociando
acuerdos con naciones vecinas con el propósito de albergar a su población,
específicamente con otro estado insular,
Fidji, con el propósito de comprar terrenos en donde movilizar a su población
para integrarse de forma ordenada y constructiva a ese país, según los planes
del primer ministro de Kiribati, Anote Tong. Aun así muchos kiribatíes ya han
emigrado de su país en rumbo a Nueva Zelanda bajo el rotulo de refugiado
ambiental, categoría creada recientemente por la ONU para referirse a casos
como este.
Por mientras, las soluciones
temporales por cierto que se planea hacer es el levantamiento de un muro
alrededor de las islas mas pobladas para protegerlas de ser tragadas por las
mareas o construir plataformas al estilo petrolero para albergar a su población.
De todas formas el costo estimado para estas medidas supera con creces el
presupuesto de la debilitada economía de esta nación.
La catástrofe ambiental en ciernes ha
empezado a cobrar sus primeras victimas en este país, es solo cuestión de
tiempo antes de que otras naciones insulares o áreas costeras densamente
pobladas, se sumen a este destino. Los siguiente seguramente serán países africanos ubicado al
sur del Sahara en la sabana de Sahel, en
donde cada vez de experimentan sequias gravísimas y muy prolongadas, nunca
antes vistas en lo que fue esta fértil región. Cabe destacar que las naciones
subdesarrolladas serian las mas afectadas por fenómenos de este tipo, debido a
que los escuálidos presupuestos con los que se manejan poco servirían para generar
estrategias adecuadas de prevención.
Lo apocalíptico de esta noticia nos
remite a las ideas de Jared Diamond,
quien ha popularizado el termino de ecocidio, que es básicamente un escenario
de colapso societal derivado de un manejo muy poco sustentable del medio
ambiente que en el que se inserta un determinada sociedad. Ejemplo hay muchos,
los mayas, cuya civilización ya había colapsado a la llegada de los españoles,
quienes encontraron sus ciudades
abandonadas; la isla de Pascua, los vikingos en Groenlandia y un largo listado
de casos similares.
Evidentemente, los pobres kiribatíes poca
responsabilidad tienen en este caso, ni siquiera consumen demasiada energía como
para aportar significativamente con gases invernadero implicados en la inminente
subida del nivel del mar. Quizás que el mar suba unos 5 metros nos parece poco,
pero vastas y muy pobladas zonas costeras del mundo están bajo esa cota, el
delta del rio Yangtsé en China, o el delta del Ganges en Bangladesh, cosa que
sin duda generaría una catástrofe humanitaria de proporciones en caso de ser
una subida repentina, y que sin duda impactaría de lleno los flujos migratorios
hacia zonas mas seguras. El hilo se corta por la parte más delgada y seremos
nosotros, los llamados países pobres y tercermundistas en pagar las
consecuencias del capitalismo devorador que se cierne sobre nosotros
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