domingo, 15 de enero de 2012

Nanas y obreros, caminando, en la calle, aaa no que horror!!!

by @gamalielsilvac para @purabazofia

En relación a las declaraciones de la Sra. Inés Pérez, y las reacciones que estas han provocado en las redes sociales, podremos constatar una rajadura general de vestiduras. La gente se llevas las manos a la cabeza, reniega y maldice de las palabras de este funesto personaje. Las declaraciones en cuestión no resisten análisis, son aberrantes y rechazables de plano, es mas ni siquiera deberían ser tema. A nadie en su sano juicio podrían hacerle eco y gastar energía en responder tan deleznables calumnias.




Pero no, gran parte de mi TL de Twiter se ha desecho en insultos de variados calibres amenazas, siguiendo una lógica de la venganza (mas encima una venganza muy cómoda, desde las redes sociales), que termina validando la violencia opresora, y que al final es usado para el jueguito de los empates que tanto disfruta la derecha.

Pero ¿Por qué ha generado tanto ruido mental en tanta gente que se jura progre y liberada de cualquier prejuicio? Sin duda personas como Inés Pérez nos exponen y ventilan aquellos aspectos que mas vergüenza nos provocan en la construcción de esta sociedad, nos recuerda lo tremendamente excluyentes que somos en nuestra forma de relacionarnos.

Si tanto ruido ha causado esta señora, es porque ha expuesto nuestra propia forma de ser discriminadores hacia personas que están un poco más cagadas que nosotros. Todos nos indignamos con lo que ha dicho esta mujer, pero de seguro en un rato mas estaremos viendo los mismos medios de comunicación que nos muestran chistes y declaraciones clasistas por granel. Después, seguramente estaremos excluyendo a personas flaites o con aspecto de tales, sin siquiera cuestionarnos y hasta haciendo mofa grupal de tales personajes.

Claramente la operación ideológica que estamos viendo es la generación de un chivo expiatorio, un pato de la boda que encarne todo las maldades del mundo, estamos generando otro a combatir y creo que esta funcionando. A la vez que generamos un chivo expiatorio, atacamos una postura que es muy atacable, es decir, que nos quedamos con la crítica fácil a una postura indefendible y que no resiste análisis, en este caso las declaraciones de Inés Pérez.

Atacamos una postura que se cae sola, en vez de hacernos cargo de nuestra propia miseria clasista y de cómo nosotros mismo como personas consientes muchas veces patrocinamos implícitamente actos que son clasistas, que son racistas, etnocentristas, sexistas, misóginos, homofobos, xenófobos, etc etc.

Esta forma de reaccionar, tan alharaca como improductiva, no hace sino encubrir las formas, que mi juicio deberían ser las más adecuadas para tratar de superar este tipo de situaciones. Solo de una forma global y concertada, confrontando uno a uno y de forma sincera, los fascismos miserables que cada uno alberga, seremos capaces de superar las exclusiones particulares que no nos separan unos de otros. Algunos dice que el primer paso para superar los problemas es admitir la existencia de estos mismos problemas. Y creo que seria un sano ejercicio para reforzar una vida democrática e inclusiva, es una reflexión que como sociedad nos merecemos y no puede esperar más.

En este sentido es notoria la inexistencia de una política estatal para combatir este tipo de fenómenos, recién este año, y en horabuena, podrá acogerse a tramite parlamentario la Ley Antidiscriminación. Esta demora ha sido gracias a la oposición de diversos grupos fundamentalistas e intolerantes, como la UDI o grupos evangélicos muy mal informados y manipulados por pastores de derecha. A lo mejor a los tenedores del poder estatal les conviene vernos separados y enfrentados en conflictos de minorías. Quizás, pero más allá de teorías conspirativas del poder lo que me interesa resaltar es la inutilidad del accionar del Estado en materias de tolerancia y aceptación de la diversidad.

Las sociedades no cambian por decreto, a lo sumo pueden actuar de forma reparatoria, cuando el daño ya esta hecho. Para superar el clasismo hay que empezar por nosotros mismo, por boicotear, empresas, medios de comunicación, programas y personas que lo promuevan o lo relativicen. Sin odio y sin caer en lógicas de la venganza o empates morales que terminan justificando la violencia que por años no ha oprimido. Entonces menos comentarios y más acción, que queda harto camino por recorrer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

gamaliel eres guay